Es un hecho: El mundo del turismo se ha visto obligado a cambiar por la necesidad de crear experiencias, pues hemos dejado de ser “turistas” para convertirnos en “viajeros”.
Viajar siempre ha consistido en conocer diferentes culturas, pero hoy en día muchos consumidores quieren algo más de sus viajes que simplemente tumbarse en la playa, visitar un sitio turístico abarrotado o pasear por un museo. El viajero moderno y experto quiere algo más que la experiencia turística media.
De esa necesidad por ir más allá del clásico viaje surge esta tendencia creciente que viene pisando con fuerza en el sector de los viajes es el turismo de experiencias. En este caso, el viajero realiza una actividad específica durante su visita al destino elegido. Y, ¿adivinas quién es el consumidor por excelencia de este tipo de turismo?
Consumidores del turismo de experiencias
El grupo demográfico más interesado en el turismo de experiencias es la generación del milenio. Este grupo de edad está posponiendo la compra de casas y muchos otros artículos materiales a cambio de la experiencia de su vida. Según una encuesta del Grupo Harris realizada en 2016, el 72% de los millennials prefiere gastar su dinero en vacaciones o experiencias.
Hay varios tipos de turismo de experiencias entre los que elegir. Las empresas turísticas han prestado atención y están diseñando paquetes para adaptarse a estas tendencias que hace ya cinco años comenzó a subir como la espuma.
¿En qué se caracteriza el turismo de experiencias?
Con los cambios en el modelo de consumo que se han producido desde la globalización, cuando los consumidores podían tener acceso a cualquier producto de cualquier lugar, la necesidad del consumidor se dirigió a la satisfacción de novedades que estimularan sus sentidos y sentimientos. Hoy, los productos y servicios despiertan emociones únicas y tienen sentido.
Debido a estos cambios, el servicio basado en la experiencia proporciona un placer que permanecerá en la memoria, haciendo que el cliente desarrolle una conexión emocional con el servicio y así la empresa se diferencie de la competencia a los ojos del consumidor.
El turismo en sí mismo es una actividad intrínsecamente vivencial porque el individuo sale de su lugar habitual para vivir en el espacio de otros, diferente de su rutina. Sin embargo, la forma en que este destino se presenta al viajero deja tradicionalmente un margen de distanciamiento de la realidad local.
Diferencia entre el turismo tradicional y el turismo experiencial
En los viajes tradicionales, en general, se desarrollan o se preparan tres o cuatro destinos. El turista entra en el autobús desde el hotel y sólo baja en el lugar que va a visitar, sin una interacción más profunda con el sitio. Muy pocos pasean por las calles, escuchan los sonidos y huelen los olores. El tour tradicional, por regla general, tiene como objetivo contemplar y registrar imágenes para colgar en las redes sociales y pasar por tiendas de souvenirs estandarizados. Si nos fijamos en los restaurantes que suelen utilizar los turistas, los residentes no los tienen en cuenta, porque piensan que son más caros o más «chics» que los restaurantes locales.
En la actualidad, la relación del consumidor con los productos es rápida y temporal. Las opciones cambian rápidamente y es difícil fidelizarlos. Una forma de diferenciarse es activar las emociones del cliente, generando una relación positiva y, en consecuencia, duradera con la empresa.
Para implantar el concepto de experiencia, hay que entender la diferencia entre el turista tradicional y el turista que busca experiencias.
En el turismo de experiencia, el enfoque está dirigido a la prestación de los servicios que proporcionan una experiencia al consumidor con actividades que estimulan los sentidos, los sentimientos y la mente. También es importante que la experiencia sea holística e integrada, de modo que los productos y el servicio se entreguen en el mismo experimento activando el mayor número posible de sentidos y sentimientos.
Herramientas para generar experiencia turística
En cuanto a las herramientas, son los medios por los que podemos generar experiencia para el turista, y podemos clasificarlos de la siguiente manera:
- Comunicación – generan una línea de comunicación interna – en el destino – y externa – para el turista, que anima a mirar con sensibilidad vivencial, reflejando para el turista toda la intensidad de las emociones que vivirá con su servicio. Los sitios, los manuales, las carpetas y los eventos son plataformas para ejercer la comunicación;
- Identidad visual – utilizar la iconografía local para generar elementos como marcas y logotipos, capaces de transmitir sensaciones, sentimientos y generar identificación;
- Generar asociación– establecer asociaciones que puedan proporcionar varios elementos de la experiencia, proporcionando al turista una experiencia holística e integral;
- Medios electrónicos – además de ser una herramienta capaz de generar interactividad a través de la gamificación y contenidos relevantes, el turista puede visitar el sitio, incluso a distancia, y tener contacto con los elementos como la música y el paisaje;
- Personal – son el punto culminante de la experiencia, porque tienen las historias que proporcionan la interacción, dando la sensación de hospitalidad y acogida. Deben estar bien formados y alineados con el concepto de experiencia para ofrecerla al cliente;
- Lugares – pueden ser o no lugares de interés de la ciudad, paisajes, espacios que remiten a la cultura y cuentan una historia local. Deben estar cuidados y trabajan para generar experiencia;
- Artefactos – son todos los utensilios y uso que se hace de ellos que ayudan a construir una experiencia genuina del lugar.
Organizar eventos es una forma de integrar todos estos elementos, y además ofrecen muy buenos resultados en términos de flujo turístico.
La organización de eventos es una forma de integrar todos estos elementos, tener buenos resultados en términos de flujo turístico. Un ejemplo es organizar una jornada de deportes extremos que incluya una pista de carreras y en medio de un paisaje característico del destino, con paradas en enclaves turísticos y concampamentos, y esa noche cuentacuentos alrededor de la fogata.
En este ejemplo, es posible integrar varios actores del mercado turístico – guias para acompañar grupos en cada enclave turístico, cocineros para preparar comidas en medio de las vías – con equipos locales tales como restaurantes, hostales, posadas, mercado de artesanías y muchos otros.