Las Oficinas de Turismo mantienen su tradicional función de punto de entrada y recepción de visitantes en el destino turístico en el que se encuentran, y es por ello que el papel que juega su personal, los informadores turísticos, puede resultar decisivo en la experiencia final del visitante.
En el terreno de la atención presencial, recordemos que, en la mayoría de casos, los informadores turísticos son la primera cara con la que el visitante es recibido en el destino. Pero además, tienen la capacidad y a su vez, la responsabilidad, de ofrecer una atención personalizada y adaptada a las motivaciones y necesidades de los distintos tipos de visitantes. Éstos, en muchos casos, llegarán con un “folio en blanco” en cuanto a la experiencia turística que desean disfrutar, siendo los informadores los encargados de planificar su estancia en el destino gracias a su profundo conocimiento de la oferta turística existente, estando al día de la actualidad del destino, de sus lugares de interés y de su oferta turística.
Mucho más que un stand de folletos
Las oficinas ya no son únicamente el tradicional lugar donde entrar a por un folleto o un plano del destino; sino que deben aspirar a ser un espacio de oportunidades para el sector turístico local, y por ello, un punto de encuentro entre la oferta y la demanda turística del destino.
Las nuevas oficinas se pueden ubicar en edificios históricos, rehabilitándolos para darles un nuevo uso. Pueden servir de punto de venta de productos locales, emitir entradas a los espacios de interés, diseñar rutas y ofrecer visitas guiadas, experiencias teatralizadas o rutas gamificadas, entre otras muchas posibilidades de dinamización turística.
Nuevos canales de atención, pero también de recopilación de datos
Por otro lado, las Oficinas de Turismo, como toda la actividad turística, se encuentran en un proceso de transformación desde hace ya años, adaptándose a los cambios en la demanda propiciados, entre otros, por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Por ese motivo, deben de ser centros de recopilación de información clave sobre del comportamiento de la demanda turística, sus procedencias y motivaciones, sus opiniones y expectativas. Datos que no solo se obtendrán ya de la atención de visitas presenciales o llamadas telefónicas, sino también de otros medios de atención online.
Así, a los habituales correos electrónicos hay que añadir la atención en webs, redes sociales, e incluso apps de mensajería instantánea. También han de ser el punto desde el que monitorizar y tratar la información recopilada por dispositivos IoT (Internet de las cosas), distribuidos por el destino a través de, por ejemplo, la señalética sensorizada; o los datos llegados por otros medios de información a distancia, como los chatbots.
Esta información ha de ser tratada por los informadores y puesta a disposición del destino turístico y de sus empresas para que puedan tomar decisiones acerca de las nuevas acciones a desarrollar: nuevos productos, acciones promocionales, etc.
Todo esto hace que las nuevas oficinas de turismo exijan profesionales dinámicos, con amplias capacidades, que dominen el servicio presencial pero también la atención online multicanal que ofrecen las nuevas tecnologías. Son, por tanto, puestos de trabajo que van más allá de un mostrador y que se abren a todo un nuevo mundo de posibilidades.